La historia del humorista Paolo Ladino


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Paolo Ladino cambió el dolor por la risa


Paolo Ladino, en acción.
Con 24 años de trayectoria, Edison Oswaldo Ladino Castillo, conocido en el ambiente artístico como Paolo Ladino, es un comediante ecuatoriano que ha calado en el gusto y aceptación de la gente. No le gusta que le digan “famoso”, cree que en nuestro medio nadie lo es, y prefiere que sus seguidores lo califiquen como un personaje “popular”.
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Humor
“Mi línea del teatro es el stand up comedy, es decir, hago comedia de pie, con humor. Es una línea diferente al teatro clásico, de vanguardia o contestatario que la gente está acostumbrada a ver. Nos medimos con un poco de humor negro, siempre con algo de prudencia por la cuestión familiar”.
Público
Su estilo de humor lo califica como “rosadito, sin caer en lo vulgar, viendo los parámetros del público asistente” y lo trata de acoplar dependiendo de las circunstancias.
Regiones. Al establecer diferencias entre la sal quiteña, el humor costeño y de la Sierra central del país, el artista señala que cada una tiene sus propias características: “la sal quiteña está enmarcada en lo que es la provincia de Pichincha y, por estar en la Sierra, lógicamente esto se va contagiando en todo el callejón interandino. Este estilo, difiere mucho con el humor y el teatro de la Costa, que es más abierto, más amplio, más desinhibido”.
Temas
Cuando está en las tablas, Paolo Ladino, cuenta anécdotas cotidianas: “el mensaje está presente, pero apelamos a la risa”. Los temas que aborda, están relacionados con la juventud, las costumbres y dar a muchos espectadores un jalón de orejas con guante blanco.Resultado de imagen para comedias escritas de paolo ladino
Pasaje
Un ejemplo de aquello, ocurrió en el Festival del Humor, realizado el 21 de marzo anterior, cuando el comediante abordó las relaciones familiares y de pareja.
“Qué bonita se ve la familia, que viva en armonía, que es el núcleo más importante de la sociedad. Con tu hijito de la mano y tu esposa. Que tu hijito te diga:
– mmm, papito, yo quiero ese carrito –.
Y tú le respondas: -A ver un momentito, el niño quiere un carro, lo sacamos a los tiempos… ¡Tiene derecho!
–Señora, ¿Cuánto vale ese carrito?
–20 dólares
–¡Deme dos por favor, uno para ti y otro para tu hermanito, para que no peleen!
¡Pero no, tú no eres así! Si tu hijo te pide un carro ¿qué le dices?
– ¡Ya empezaste, carajo!, carro, carro, carro. ¡Sabes manejar, ¿ahhh? ¡Vaya a la casa!”. Y la gente comenzó a reír y, en muchos casos, a reflexionar sobre su comportamiento.
Medicina
Antes de ejercer la carrera de comediante, Paolo Ladino aprobó el primer año medicina. “Me retiré de la Universidad por este arte, al que antes lo consideraba un hobbie y ahora es mi forma de vivir y mi trabajo”. Según el artista, lo que ahora hace no difiere tanto de aquella vocación inicial, “porque hacer reír es una terapia. Aunque soy un médico frustrado, a veces me comparo con aquellos doctores que utilizan a la risa como método de curación. Como (el médico estadounisense) Patch Adams. Y me siento conforme con lo que estoy haciendo”.
Pueblo
Su calidad se ve reflejada en la aceptación de la gente, y aunque es lamentable, a su criterio, que nos dividamos por estratos o clases sociales, “me identifico más con el pueblo, porque cuento lo más espontáneo, lo que vivimos a diario en un bus, en un parque o en una Iglesia, la cotidianidad en sí”. No obstante, dice que su espectáculo también puede adaptarlo para todos los gustos.
Confianza.Cuando está en el escenario, dice el artista, lo primero que hace es “medir” la psicología colectiva, la reacción del público, los gestos, los rostros y su espontaneidad. “Cuando existe esa reciprocidad, adquiero confianza, gano terreno, e intento hacer que se sientan bien”.

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